15 Razones contra el castigo físico


Algunas familias emplean el castigo físico. Existen sobradas razones para abandonarlo y reemplazarlo por una educación asertiva. Según la OMS, «los castigos corporales están vinculados a diferentes efectos negativos para los niños en todos los países y culturas, en particular problemas de salud física y mental, deterioro del desarrollo cognitivo y socioemocional, malos resultados escolares, y una mayor agresividad y posibilidad de recurrir a la violencia». No obstante, con tristeza veo en mi consulta «apologistas del maltrato», convencidos de que fuerza es igual a disciplina. Para demostrar que el «garrote» correctivo no funciona te ofresco algunas razones.

Mano dura

La «letra con sangre entra» sobrevive en el ideario familiar. Me sorprende escuchar a los padres propugnar que la «mano dura» es la solución contra la indisciplina. Pero más sorprendente es escuchar a esos mismos padres, quejarse por haber recibido una «educación de hierro». Ellos conservan memorias dolorosas y resentimientos inconscientes que se manifiestan en el curso de la terapia.

«A cocachos aprendí»

Por fortuna, las cosas van cambiando poco a poco. Tiempo atrás se pensaba que el castigo era un método efectivo. Nuestra cultura abunda en ejemplos. Recuerdo haber leído en la escuela las «Tradiciones Peruanas», de Ricardo Palma, donde «Al rincón quita calzón» retrata el arraigado recurso del «nalgazo». Otro clásico escolar era «A cocachos aprendí» —entiéndase coscorrones—, poema de Nicomedes Santa Cruz, que consagró la palmeta como método:

A cocachos aprendí
mi labor de colegial
en el Colegio Fiscal
del barrio donde nací  [...]

Yo creo que la palmeta
la inventaron para mí,
de la vez que una rompí
me apodaron «mano 'e fierro»,
y por ser tan mataperro
a cocachos aprendí [...]

15 Razones contra el castigo físico

El castigo o maltrato físico puede incluir formas como el zarandeo, jalón de orejas, bofetadas, etc., —lo demás lo dejo a tu imaginación— acompañadas de insultos, humillaciones, desvalorización, amenazas de abandono o la «ley del hielo». Para los padres defensores del castigo físico —pocos felizmente— ya que ignoran sus efectos negativos, les daré 15 razones. Es inadecuado porque...

Razón 1

La meta de la disciplina es la autodisciplina. Los niños tienen que aprender a controlar sus propias conductas en ausencia de los padres —adquirir autocontrol—. Este objetivo es incompatible con el castigo que no es otra cosa que control externo.

Razón 2

La misión parental en la infancia es establecer la «confianza básica» —piedra angular de la estabilidad emocional en la adultez— no la inseguridad o temores infantiles.

Razón 3

En general quienes aplican el castigo físico son padres inmaduros y con escaso control emocional. Ellos pretenden disciplinar en medio de una explosión iracunda. La «agenda escondida», más que disciplinar es descargar la frustración acumulada.

Razón 4

Porque se ignoran mejores alternativas o no les interesa aprender nuevas herramientas, como asisitir a escuela de padres o consultar un psicólogo infantil. Es frecuente ante una falta, reaccionar gritando o «levantando la mano» —conducta habitual o estereotipada—.

Razón 5

Al maltratar físicamente estas modelando una conducta agresiva que el niño(a), como espejo, replicará en el futuro. Es común ver a un niño maltratado golpear a sus hermanos u otros niños.

Razón 6

Muchos niños maltratados, una vez adultos, repiten los mismos patrones de crianza con sus hijos. Por desgracia, la agresión se perpetúa de generación a generación. 

Razon 7

No funciona porque se acompaña de humillaciones y comparaciones que disminuyen la autoestima. En estas condiciones, es evidente que el niño(a) tendrá más problemas de conducta.

Razón 8

No funciona porque tras el castigo, el niño entiende solamente que hizo mal, pero no recibe suficiente información de la conducta esperada y las consecuencias de no realizarla. Esto sí puede lograrse mediante reglas claras enseñadas con asertividad.

Razón 9

En consecuencia, no funciona porque en vez de castigar, mejor formular reglas claras al principio. Una educación basada en la interiorización de reglas y la convicción de hacer lo correcto es más efectiva.

Razón 10

Cuando el castigo es el método de elección se pierden mejores alternativas como ejemplificar o modelar la conducta deseada —lo que esperamos del niño— y recompensar sus avances —por aproximaciones sucesivas— en dirección a la meta.

Razon 11

No es adecuado el castigo pues en nombre de la disciplina se cometen excesos y abusos físicos y psicológicos que requieren terapia en la adolescencia o la adultez.

Razón 12

Por otro lado, para evitar el castigo los niños aprenden estrategias de evitación o escape —el aislamiento, manipulación, mentiras, entre otras conductas frecuentes—. Esto sumará más problemas.

Razón 13

El castigo funciona a corto plazo pero a largo plazo produce «habituación», es decir, repetirlo hace que pierda su efecto con el tiempo. Hay niños que se vuelven «resistentes» a la mano dura.

Razón 14

Es inadecuado porque los niños asociarán amor con sufrimiento. Una madre refería que su hija pequeña le pedía castigo físico. Según me explicó, sus compañeras de escuela compartían la creencia de que castigar era señal de amor. Esto también parece ser el «credo» de tantos adultos que suspiran por las nalgadas del pasado.

Razón 15

Una razón más patológica: la parentalidad perfeccionista impone estándares elevados a sus hijos. El castigo es el método preferido cuando no se satisfacen las «cuotas de excelencia». Aquí el problema no es la indisciplina infantil, sino un probable trastorno obsesivo-compulsivo.

En definitiva, la disciplina asertiva es una alternativa que proporciona reglas de conducta según la etapa infantil. Contrasta con el maltrato físico por las razones que expuse. De esto hablaremos en próximas publicaciones. Si te ha gustado el artículo, no dejes de comentar.

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