Las “relaciones de pareja” pueden convertirse en “relaciones dependientes”. La dependencia emocional es la necesidad ineludible de poseer, contactar, tener, o conectar con determinada persona. Por tanto, es el estado de necesidad permanente de alguien que, si no le satisface, provoca malestar, pesar, amargura o tristeza.
Las personas con dependencia emocional se vuelven sumisas y son víctimas de abuso, explotación, dominio o maltrato por temor a perder su suministro afectivo. Las personas con dependencia emocional son parcialmente conscientes del problema. Ellas intentan, circunstancialmente, salir de una relación dependiente sin embargo, su incapacidad o fracaso se debe al pensamiento dependiente, temores y necesidades psicológicas. En este artículo hablaremos, en primer lugar, de las "necesidades psicológicas". En próximas publicaciones nos ocuparemos del pensamiento dependiente y los temores de pareja.
¿Amor o necesidad?
Las “relaciones dependientes” también satisfacen algunas “necesidades psicológicas” además del amor y el sexo. Entre ellas tenemos: bienestar, tranquilidad, confianza, compañía, diversión, engrandecimiento del ego, soporte o simple presencia física.
La dificultad de abandonar una "relación dependiente" en gran medida esta condicionada por los "beneficios" o "ganancias secundarias" que la pareja proporciona. En muchas relaciones donde ya no existe el amor, las personas se aferran a quien puede proporcionar estos “incentivos”. Podemos llamarlas también “relaciones parasitarias”.
Necesidades psicológicas
Esta es una breve lista de las carencias o "necesidades psicológicas" que son satisfechas en las "relaciones dependientes":
1. Necesidad de seguridad/protección
Aquí no se busca amor, ternura o sexo, sino supervivencia en estado puro. El esquema principal es la baja autoeficiencia: «No soy capaz de hacerme cargo de mí mismo». Estas personas necesitan de alguien más fuerte, psicológicamente hablando, que se haga responsable de ellas. La idea que las mueve es obtener la cantidad necesaria de seguridad/protección para enfrentar una realidad percibida como demasiado amenazante.
2. Necesidad de estabilidad/confiabilidad
En ciertas personas la búsqueda de estabilidad está asociada a un profundo temor al abandono y a una hipersensibilidad al rechazo afectivo. La confiabilidad se convierte, para ellos, en una necesidad compulsiva para aliviar el miedo a la carencia. Por ejemplo, no importa que la esposa sea mala amante, pésima ama de casa, regular mamá o poco tierna: «Pero es confiable, sé que jamás me abandonará».
3. Necesidad de expresiones de afecto
En este tipo de dependencia, aunque indirectamente también se busca estabilidad, el objetivo principal no es evitar el abandono sino sentirse amado. No obstante, una cosa es que nos guste recibir amor y otra muy distinta quedar adherido a las manifestaciones de afecto. Estar pendiente de cuanto cariño nos prodigan para verificar qué tan “queribles” somos, es agotador tanto para el dador como para el receptor.
4. Necesidad de admiración
Aquí la carencia no es de amor sino de reconocimiento y adulación. Estas personas no se sienten admirables e intrínsecamente valiosas. Por tal razón, si alguien les muestra admiración y algo de fascinación, la dependencia no tarda en llegar. Más aún, una de las causas más comunes de infidelidad radica en la conexión que se establece entre admirador y admirado.
5. Necesidad de reconocimiento social
Las relaciones de pareja proporcionan cierto grado de reconocimiento social o estatus. Muchas personas sensibles a la "aprobación" o "conformismo social" suelen aferrarse a un matrimonio o relación simplemente por mantener las "apariencias" y evitar el juicio o la desaprobación de familiares y amigos en casos de divorcios o separaciones. Podemos decir que tienen el esquema: “Es una absoluta necesidad recibir la aprobación y/o aceptación de todas las personas para ser feliz”.
6. Necesidad “normal” de bienestar/placer
Señalaremos cuatro de ellas: Sexo, caricias/contemplación, compañerismo/afinidad y tranquilidad. Estas necesidades "normales" también pueden llevar a "relaciones dependientes".
a) Sexo
El deseo sexual es esencial en la relación de pareja, sin embargo, en algunas personas puede convertirse en dependencia o adicción sexual. Ciertamente existe una clara asociación entre dependencia emocional y dependencia sexual. Los individuos con “adicción cruzada”, es decir, múltiples adicciones (al juego, al alcohol, trabajo, etc.) suelen también presentar dependencia al sexo.
b) Caricias/contemplación
Es el simple gusto por el contacto físico o ser objeto de contemplación. El contacto físico vía caricias suele tener un efecto sedante y reductor del estrés. Con respecto a la contemplación, funciona como reforzador del ego. Simplemente nos sentimos vivos, visibles o como individuos por derecho propio.
c) Compañerismo/afinidad
Esta necesidad es mucho más fuerte de lo que uno puede creer. Hay relaciones altamente dependientes, cuyo único y principal enganche es la congruencia de sus gustos e inclinaciones. Y aunque sexual y afectivamente no estén tan bien, el amiguismo y la buena compañía los mantiene íntimamente entrelazados.
Relaciones saludables
Las "relaciones dependientes" suelen crear un clima emocional desadaptativo. Frecuentemente están marcadas por actitudes dominantes, posesivas, control, disforia y agresión. En casos extremos la persona “apegada” desarrolla ideas obsesivas sobre su pareja y/o celos patológicos.
La Psicología enseña que las relaciones con mejor pronóstico a largo plazo son aquellas donde existe un adecuado balance entre dependencia-independencia. Esto significa el deseo/disfrute del compañero(a) sin abandonar el disfrute de sí mismo. En estas condiciones se crea un clima emocional que favorece el bienestar y la salud de la pareja. Se trata de relaciones que permiten el crecimiento y realización mutua.
Psicólogo Renzo Angel Benvenuto
rbenvenuto@doctor.com
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