Le llamemos fango, barro, arcilla o lodo, lo primero que hay que decir de él es que aporta gran cantidad de minerales necesarios para el organismo, como el hierro, el calcio, el potasio o el azufre. Entre sus componentes se encuentran también el magnesio, que ataca los radicales libres otorgando mayor firmeza y elasticidad; el silicio, el cobre y el zinc, que son los encargados de la producción de colágeno y elastina; el cobalto, que barre las células muertas; el azufre, que mantiene la pigmentación de la piel; el selenio, antioxidante, que previene la degeneración celular y activa la circulación, y muchos más.
Todos estos elementos retardan el proceso de envejecimiento de las células, facilitando su regeneración, revitalizándolas, fortaleciendo la tersura de la piel y ayudando a equilibrar su pH. Por lo tanto es un buen renovador y cicatrizante.
El fango además de ser exfoliante y permitir posteriormente una mayor entrada de oxígeno, tiene la propiedad de absorber tanto el exceso de calor como de toxinas, así resulta ser desinflamante y descongestionante, calmante, refrescante, y purificador. Los tejidos liberados recuperan una circulación sanguínea más fluida. También es desinfectante y bactericida.
Contraindicaciones de la fangoterapia
La aplicación de barro requiere cierta integridad de las funciones cardiovascular y renal, de lo contrario debe hacerse de forma parcial, con el fin de someter al cuerpo a un impacto más limitado.
Cuando la aplicación del barro en la superficie corporal es mayor del 50%, se pueden manifestar cambios en la frecuencia cardíaca y respiratoria por la estimulación provocada. Está pues desaconsejada para los enfermos del corazón o de la circulación arterial y en casos de insuficiencias respiratorias, enfisemas o tuberculosis pulmonar.
Asimismo lo está en problemas circulatorios graves, debido al calor que desprende el lodo, aunque se puede aplicar en frío con moderación sobre las varices. En ningún caso donde haya habido tromboflebitis o cualquier tipo de hemorragia, incluidas las úlceras gástricas y duodenales e incluso durante la fase menstrual.
También deben abstenerse los epilépticos, las embarazadas y las personas afectadas de tumores malignos.
Desde la web «bienestar.doctissimo.es» se recomiendan en los siguientes casos:
1. Patologías del sistema locomotor: inflamaciones de las articulaciones, secuelas de traumatismos óseos y articulares, contusiones, luxaciones, lumbagos, dolores musculares en general, prevención del reumatismo y la artritis, gota, ácido úrico.
2. Para el sistema digestivo: aplicado sobre el abdomen ayuda en los problemas de indigestión, reduce la temperatura visceral y ayuda en la peristalsis intestinal. Asimismo puede rebajar la inflamación de algunos órganos internos como el hígado, el útero o los ovarios.
3. Para el sistema nervioso: aparte de algunas neuralgias, muchas personas han mejorado también los estados de insomnio, angustia y ansiedad al utilizar la fangoterapia como tratamiento de relajación.
4. Para cicatrizar heridas, picaduras, quemaduras, abscesos y supuraciones, llagas, úlceras, incluso algunos tumores benignos.
5. Como complemento en los programas de pérdida de peso, ya que atrae los líquidos a la superficie, mejora el funcionamiento de los órganos de eliminación y mitiga la celulitis.
Pero no hace falta sufrir de ninguna dolencia para darse unas envolturas o baños de fango, ya que es revitalizante y vigorizante de por sí.
Psicólogo Renzo Benvenuto
rbenvenuto@doctor.com
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