Ser un “gordito” en la infancia o la adolescencia casi nunca tiene nada de feliz, ni por las causas psicológicas que la originan ni por los efectos sociales que acarrea.
El niño obeso tiene dificultades para la práctica de actividades físicas o competir en actividades deportivas y por lo tanto no es tomado en cuenta a la hora de crear grupos de esa índole o bien es objeto de mofa cuando participa en ellas.
Los calificativos graciosos o agresivos con los que se le pueda atacar actúan directamente sobre la autoestima que está desarrollando y se van quedando marcados como elementos de su personalidad.
El “gordito” en el colegio despierta la creatividad sádica de muchos de sus compañeros (bullying), y hasta de algunos maestros, y con mucha frecuencia es motivo de escarnio por parte de ellos, con todo el sufrimiento que esto trae como secuela.
Ante esta situación insatisfactoria, los niños o adolescentes pueden recurrir a inadecuadas estrategias de afrontamiento del estres (mecanismos de defensa) que le ayuden a soportar el difícil ambiente social que les toca vivir (aislamiento, retraimiento social, etc.).
Otros pueden aprender a burlarse de sí mismos o de los demás y defenderse a través de la agresividad o de la descalificación.
¿Cómo podemos combatir el problema de la obesidad?
1. El primer paso es entender que se trata de un problema y no de una condición con la cual se puede vivir saludablemente.
2. En segundo lugar, hacer que un médico especialista evalúe el caso y pueda sugerir un tratamiento adecuado, ya sea mediante el control endocrinológico o mediante la prescripción de un apropiado programa dietético.
3. Revisar las actitudes y los hábitos familiares de alimentación. Planificar comidas más sanas para todos en la casa y tratar de reducir la ingesta de productos generadores de grasa corporal, controlando las porciones y reduciendo las calorías.
4. Tratar de controlar así mismo, lo que el niño ingiere en la escuela o en otros lugares a donde tenga que asistir para sus actividades regulares.
5. Planificar programas de mejoramiento físico para aquellos miembros de la familia que así lo requieran y participar en grupo. Es conveniente no hacer de esto una obligación o una imposición sino más bien darle un carácter divertido, de esa manera se aumentará la motivación del niño para tomar parte en ellos.
6. Hacer de la alimentación una actividad familiar placentera y evitar las comidas en el cuarto, viendo la televisión o usando la computadora.
7. Por último, si se encuentran rasgos de comportamiento o signos de conflictos emocionales que puedan ser causantes o derivados de la condición de sobrepeso, o si los planes de tratamiento en este nivel, generan conductas problemáticas en el niño, es recomendable solicitar una evaluación psicológica para colaborar en el buen resultado del tratamiento.
Psicólogo Renzo Benvenuto
rbenvenuto@doctor.com
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